
Ignasi de Llorens habló ayer en el local Cambalache de Oviedo de Kropotkin, dentro del ciclo que, para celebrar el centenario del fallecimiento del anarquista ruso, organiza durante todo el año 2021 el grupo Higinio Carrocera / FAI. De los seis ponentes que han intervenido hasta ahora en estas charlas, ésta fue sin duda la más crítica con el intelectual y activista ruso, especialmente en sus pretensiones de dotar al anarquismo de una base científica. No obstante Llorens destacó la importancia que Kropotkin ha tenido y tiene como teórico del anarquismo, especialmente en el desarrollo de su concepto del apoyo mutuo y en su análisis histórico de los procesos revolucionarios. El historiador y filósofo catalán tituló su exposición ‘A propósito de Kropotkin. De príncipes, exiliados y tiranos”. Y, bajo esta estructura, arrancó su charla
De Príncipes
Para Llorens, un aspecto muy interesante de Kropotkin, al igual que de otros aristócratas rusos, como el propio Bakunin, es su renuncia a sus privilegios, «iban contra ellos mismos para deshacerse de su categoría de aristócratas y negar su origen, ese es su mérito moral», señaló.
Kropotkin quería vivir de su trabajo y lo hizo. A la vez, explica Llorens, descubre en su juventud el calor humano de los siervos, el Narod, que le lleva a su primera militancia en el movimiento naródnik. Paralelamente descubre en sus expediciones científicas a Siberia que las comunidades que se rigen por sus instituciones tradicionales de origen medieval son asamblearias y no necesitan para nada el Estado.
En su obra ‘Campos, Fábricas y Talleres’, afirma Llorens que el autor ruso busca el equilibrio entre entre lo creativo, lo productivo y el ocio para organizarse más humanamente. En este trabajo hay un antecedente del ecologismo actual. A partir de estos momentos Kropotkin va a desembocar en el anarquismo.
Recuerda el conferenciante el folleto ‘A los jóvenes’ donde se ve la importancia que otorga a la formación intelectual y a la necesidad de formarnos, «pero no para estar encima de los demás y ser superiores. La herencia cultural es común y no puede ser apropiada por nadie. Los jóvenes deben evitar la tentación de ser neutrales y deben comprometerse siempre con los que más lo necesiten», señala.
De exiliados
Llorens sigue desmenuzando la crónica vital de Kropotkin y llega a su exilio, consecuencia de sus ideas anarquistas «que le lleva a tener problemas y a visitar la cárcel. Vive el exilio no como un nacional ruso, sino como un internacionalista y se implica en los problemas del país en el que está. En esta etapa hace las aportaciones más significativas al mundo libertario», explica el historiador.
Para Llorens, las dos dos principales aportaciones del anarquista ruso son la moral y la ciencia
Sobre la ciencia, destaca que Kropotkin intenta crear una base científica del anarquismo, utilizando el método de las ciencias naturales, la inducción aplicada a las instituciones humanas. Por otro lado busca para éstas el modelo ético de los animales. Para Llorens, de esta época lo más destacado es su desarrollo del concepto de apoyo mutuo y la ciudad medieval libre.
En 1913 escribe ‘Ciencia Moderna y Anarquismo’ en donde esboza su concepción del universo, su interpretación mecánica de los fenómenos. Tiene una cosmovisión del mundo, «lo que es un proyecto delirante», explica Llorens. A su juicio la teoría política no puede tener esa concepción «y es criticable». Recuerda que Malatesta en 1931 criticó también ese cientificismo y calificó a Kropotkin de entusiasta y de «poeta de la ciencia, pero con un sesgo parcial». Lo achaca Llorens al cientifismo del siglo XIX, en donde se consideraba que la Ciencia era la panacea universal que todo lo iba a arreglar.
Sobre la segunda aportación de Kropotkin, la moral y la ética, Llorens también cuestiona al autor ruso. Recuerda que su ética parte del filósofo Jean-Marie Guyau y su moral sin obligación, ni sanción. Kropotkin cree que este filosofo es un anarquista que no lo sabe. Entienden que el altruismo es un egoísmo bien entendido cuya fuerza vital ayuda a la especie, la mejora y permite su adaptación. El propio Nietzche cayó a los pies de Guyau y le sirvió para llegar a su concepto del superhombre, mientras que para Kropotkin le lleva a la ‘supersociedad’. Sin embargo, Llorens entiende que la ética de Kropotkin está inacabada debido a su fallecimiento (fue su última obra), «solo hace la historia de la filosofía, no llega formular su propuesta de ética anarquista». Para el conferenciante tanto Guyau como Kropotkin «rozan la falacia naturalista».
y Tiranos
En este apartado de la charla Llorens analiza una de las obras más importantes de Kropotkin, ‘La Gran Revolución’, sobre la revolución francesa que escribe en Inglaterra con acceso a mucha documentación. «La enseñanza de esta obra es que la gente, el pueblo es el protagonista de la historia y no los dirigentes. Se destaca la espontaneidad de pueblo». Y subraya en este trabajo el autor ruso que aunque los principios feudales se abolieron, «la tierra no se reparte entre el pueblo, se subasta y se hace con ella la burguesía». Analiza también la etapa del ‘terror’ revolucionario, que para Kropotkin no es bueno «salvo para los reyes, en los que sí justifica su ejecución». Este aspecto lo verá cuando regresa a Rusia y vive el proceso de la Revolución «se confirman sus planteamientos : el pueblo debe ser protagonista del cambio y lo hace creando cooperativas, soviets, instituciones del pueblo… «Pero frente a eso se impone un socialismo del terror», dice. Para Kropotkin asociar el socialismo al terror «es crear un monstruo y llegar al totalitarismo. Además, él que como otros socialistas había negado los privilegios, ve ahora que los bolcheviques crean nuevos privilegios y evolucionan hacia el capitalismo de Estado.
(La charla íntegra fue grabada por nuestros compañeros de Radio QK, que colaboran junto a Cambalache, en el centenario de Kropotkin, y el audio será publicado en los próximos días).
